jueves, 30 de julio de 2009

las barbas a San Pedro


Le han rendido muchos homenajes, en el pueblo, en la ciudad y hasta afuera del país, dijo que “no volvía a subirse en un bicho de esos que llaman avión” pues la última vez le vio claritas las barbas a San Pedro, aunque iba a ver las de Fidel. Muchos tributos y homenajes, es el icono de la tradición oral en Venezuela, una carta de presentación de la región larense y hasta varios largometrajes sobre parte de su vida como estrella del celuloide, un homenajeado personaje que ha sufrido diversas penurias y carencias que en los últimos años ha tenido ciertas ayudas oficiales para paliar sus dolencias y pesares.

martes, 28 de julio de 2009

COMPLEJO CULTURAL SANARE



Una obra arquitectonica para el desarrollo de la cultura en Sanare.

He diseñado un espacio que serviria como sala de exposiciones, biblioteca, sala de cuentacuentos, mirador, sala de juegos y otros espacios en un mismo complejo con la figura del caimán.

Hay varios sitios donde emplazar esta obra que serviría como referencia e icono cultural popular.

Mirador desde el sombreron del Caimán

CUENTICO DE PERROS Cuento del Caimán de Sanare




“Estos eran dos perros muy bravos, muy bravos. Un día se pusieron a pelear, y eran tan bravos que lo único que se veía eran pelos y dientes… y gruñe que gruñen los perros peleando. Eran tan bravos que se pasaron días y semanas peleando, y cuando dejaron de pelear ya lo único que quedaba de ellos eran dos colitas saltando en el piso y ladrándose una a la otra… ¡Guau, Guau!…”

José Humberto Castillo "El Caimán de Sanare"

El Caimán de Sanare

José Humberto Castillo "El Caimán de Sanare" nace un 3 de Enero de 1.937 en las Rositas, Caserío Palo Verde, Municipio Andrés Eloy Blanco del Estado Lara. Hombre de muchos oficios, Humberto se ha desempeñado como vendedor ambulante, jornalero, trabajador de faenas agrícolas y pecuarias. Como educador itinerante ha llevado sus enseñanzas a escuelas, liceos Universidades, pueblos, caseríos y ciudades del país. Maestro excepcional del cuento oral y la educación no formal, conocedor y difusor de la cultura campesina, mitos, leyendas y medicina popular, en síntesis y filósofo popular de fecunda y rectilínea historia, uno de los tantos que existen y enaltecen el patrimonio cultural moral y espiritual de nuestro contexto local, regional y Nacional. Ha recibido innumerables condecoraciones y reconocimientos".
tomada de Retrato Hablado de Sanare de Juan Ramón y Juan José Escalona, Los Morochos

Desde muy pequeño comenzó nuestro querido José Humberto Castillo, mejor conocido como el Caimán, a contar sus cuentos, en el caserío de Palo Verde, cuando tenía 7 años de edad. En su inocencia de niño todas sus "mentiras" se convirtieron en grandes cuentos como el mismo Caimán lo expresara, en sus inicios el contaba mentiras y como todos le creían hizo de ellas la gran fantasía de hoy. Su madre Doña María Elena, aunque él la llama Harina, siempre le creyó, su padre Don Juan Goyo (llamado por él Maíz Tostao), un poco incrédulo a sus mentiras al final se convenció. Innumerables son los cuentos que prevalecen en el tiempo y cuyo mensaje siempre es el mismo: cuidar la naturaleza.

En medio de tanta fantasía verde, contagiada de frío mañanero se dice que existe en las montañas de Sanare un Caimán; pero éste no es un Caimán cualquiera, es un singular personaje que deja ver entre su risa una leyenda que transforma la cultura popular en un sinfín de cuentos que despiertan la curiosidad.

LA DIENTONA


CUENTO DEL CAIMÁN DE SANARE

"Era la cuaresma y yo andaba enamorado de una muchacha. No podía uno salir porque La Dientona salía y echaba a correr a toda la gente. Se ponía bien vestida, preparada y aquellos cabellos tan largos. Era una mujer muy bonita la que salía a uno.

Eran las 12 de la noche, y yo venía de enamorar una muchacha. Ella me echó pa´afuera rápido, porque la mamá y el papá estaban muy celosos.

- Ya es hora, me decían, y yo enamorao, puro jugar baraja. Floreaba las barajas, y nos cruzábamos los decires. Bueno, me fui para mi casa y me salió La Dientona. Ella me gustó mucho, tenía el pelo largo y bien vestía. Hola, le digo yo. Ella me pregunta que de dónde venía y para enamorarla, le dije de un viaje.

Me preguntó para dónde iba y le dije para mi casa. ¡ Tan temprano !, pero si esta es la hora de nosotros.

Se me puso el pelo riscao del miedo. Al rato le pregunté si ella tenía novio y me respondió que ahora los hombres eran malucos porque no decían nada. Pero si usted es tan bella, tan tiernita. Qué le pasa a los hombres. Vámonos junticos, ¿ Quiere que le eche el brazo ? ... Sentí que estaba fría como un cadáver. Eso no me gustó nada. Hasta el sombrero se asustó y se empinó pa´arriba también.

Ella me preguntó si quería ver sus dienticos y yo inocentemente le dije que sí, todavía. Me lo enseñó y salieron unos para arriba y otros pa´bajo. ! Ay ¡, me fuí de pa´tras. ¡ Ave María Purísima ! Salí corriendo y se pegó atrás con esos dientes fieros.

Eché una carrera tan grande que hasta las cotizas las largué. Otro día nos vemos, le dije, y La Dientona echaba candela de esa boca